¿Y esta vez qué?
Siempre que la derecha está a punto de ganar, alguien prepara una sorpresa. Son “los de siempre” que diría mi abuela. En 2004 Rubalcaba convocó asaltos a la sede del PP. Le dio tiempo. Y los trenes estallaron y se escondieron para dar el cambiazo electoral. Justo la víspera y, a lo lejos, la isla de Perejil. Los servicios secretos, primeros en saberlo todo, se movieron para contarlo, pero no al gobierno, último en enterarse.
También en las elecciones municipales de mayo, los indignados de Sol se cargaron hasta la jornada de reflexión. Encendieron la calle.
También en las elecciones municipales de mayo, los indignados de Sol se cargaron hasta la jornada de reflexión. Encendieron la calle.
¿Y ahora qué? Han anunciado de nuevo diversos grupos de izquierda que la calle arderá. ¿Pero como? ¿Que trampa bomba preparan al PP? ¿Cómo lanzar por los aires esa mayoría absoluta de Rajoy que es el sueño de Rubalcaba? Puede haber hasta lanzamiento de tartas al nuevo estilo de ETA. Puede ser una sorpresa increíble... Por si acaso los indignados de Sol siguen ahí. Aviso a caminantes “provocar a las masas es siempre imprevisible”.
Algo suena a caballos lejanos afilando pezuñas, a relinchos impacientes que van a sorprendernos a todos. ¡Ojo!
¿Dónde los hombres? ¿Donde los augures que nos prevengan a tiempo? Solo manadas de borregos recorren la península.
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