¿DÓNDE LOS HOMBRES?
Los refinamientos de la mentira
La mentira es vieja como el mundo, pero nunca se habían dado condiciones tan favorables para su ejercicio, como ahora. Los avances técnicos, la gran difusión de la propaganda, el anonimato de internet, todo ello ha contribuido a la importancia de la mentira como instrumento de acción colectiva.
Las sociedades actuales parecen extrañamente inermes frente a este fenómeno, cuya gravedad es excepcional. La mentira introduce la perversión en las relaciones humanas, perturba la visión de lo real, confiere una circulación fraudulenta a tesis que nada tienen que ver con la realidad.
Las mentiras, hábilmente seleccionadas y formuladas, ocupan, a los ojos de grandes mayorías, el lugar que corresponde a lo real, a lo que las cosas son.
Si se miran bien, se descubre que la difusión, circulación y visión favorable de la mentira están cuidadosamente preparadas. Al mismo tiempo se descartan y tratan de eliminar las posibles defensas.
Hay un descrédito de las interpretaciones verdaderas de lo real. Se podría hablar de un envolvente previo de lo falso, que predispone a su aceptación sin crítica, que disuade de toda rectificación. No hay rechazo de la “deformación voluntaria”, de lo que las cosas son. Esto es lo grave.
“El uso sistemático, organizado y frío de la mentira es, el factor capital de corrupción de las sociedades actuales. ¿Aprenderemos a abrir los ojos? ¿Hay hombres que quieran hacerlo?
Sólo inmensas manadas de borregos recorren la península…¿Dónde los HOMBRES?, ¿Dónde?
Dónde los hombres, donde los hombres, donde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres. DÓNDE
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