miércoles, 2 de noviembre de 2011



                        
                        ¿Vida o muerte?


POR EL AMOR SUPIMOS QUE SE MUERE. En su poema Teresa, Unamuno hace del amor el gran descubrimiento de la      vida y de la muerte. Quien no ama, en realidad ni ha nacido, ni sabe que muere, porque sin amor no se llega al umbral de lo humano, ni la vida tiene arraigo en el apego, ni dolor al separarse. Sería natural nacer y morir. Pero en el hombre nacer y morir es personal. El rostro de la persona amada y su acción amorosa dan vida a nuestra existencia y con ella la vida y la muerte.

Si tu y yo, Teresa
Nunca nos hubiéramos visto
Nos hubiéramos muerto sin saberlo
No habríamos vivido
Por el amor supimos de la muerte
Por el amor supimos 
Que se muere:
Sabemos que se vive
Cuando llega el morirnos

LUEGO VÍ un cielo nuevo y una tierra nueva -porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya. Y  ví la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: "Esta es la morada de Dios con los hombres. Vivirá entre ellos y ellos serán su pueblo y él será su Dios- Y enjugará las lágrimas de sus ojos y no habrá ya ni muerte ni llanto porque el viejo mundo ha pasado".



NOS SORPRENDIÓ a todos una nota del Vaticano sobre la liturgia de los funerales. Estábamos acostumbrados al morado, al negro, al terrible dies ire -día de ira-. Entraba un terror reverencial. De repente, se nos pedía que esta experiencia se transformara en un auténtico ritual de fiesta: con Aleluyas, música serena y flores. Era, en realidad la auténtica versión de San Pablo: La muerte ha sido transformada en victoria.

TODOS ESTAMOS CONFIADOS unos a otros y mientras queden vivientes sobre la tierra nadie habrá muerto del todo. Van Gogh escribía sobre esta sospecha radical de humanidad, él tan pobre: 

No creas que los muertos están muertos.
Mientras haya vivientes 
Los muertos vivirán

LA EXTRAORDINARIA sensibilidad de Simone Weill lo dice con claridad:

Es necesario amar mucho la vida para amar, 
aún más la muerte.

PORQUE SABEMOS que si esta casa nuestra se desmorona tenemos otra que es de Dios: una morada eterna que está en los cielos. 


Y DIOS,  dándonos la bienvenida: 

"En verdad te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso"

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