¿Dónde los hombres?           

           LOS PECADOS DEL SILENCIO

         ADVERTENCIAS DE JULIÁN MARÍA ANTE LA CAMPAÑA ELECTORAL

Creo que es un acierto incluir entre los pecados el de la omisión. No sólo de pensamiento, palabra y obra, sino también lo que no se hace cuando se debe hacer.

Y en la vida pública, y sobre todo en la intelectual, la forma principal de omisión es el silencio.

Cuando hay democracia las minorías deben “decir” lo que opinan, mediante su voto personal, porque hay cuestiones sobre las que se debe tener opinión y es necesario expresarla inequívocamente.

Hay una desorientación muy peligrosa en una sociedad cuando no se sabe qué piensan o quieren las "cabezas pensantes".

Este silencio es nocivo para una vida colectiva civilizada y coherente. Porque son muchos los que se preguntan qué opinan sobre asuntos graves y urgentes los personajes que admiramos por su inteligencia y responsabilidad. Pero éstos no hacen uso de su autoridad y callan. ¿Por timidez? ¿Por temor? 


Esto último es lo más frecuente y doloroso. Hay una marcada tendencia a no opinar de lo que puede traer malas consecuencias. Se teme perder cargos, honores... El daño queda hecho porque se da paso a que prospere la mentira. Sería interesante hacer el catálogo de las mentiras -en el sentido más literal de la palabra- que se dicen en la prensa, en la radio, en la televisión y el parlamento. Si se hicieran las cuentas de una semana cualquiera el resultado sería estremecedor. ¿Por que? Porque no hay contrapartida, y las mentiras quedan sin respuesta ni rectificación y así sobrenadan como lo único que se ha dicho.

Los que tienen la responsabilidad de proponer un proyecto de vida para un país tienen el deber inexcusable de formularlo sin disimulos por motivos de imagen.

Cuando lo políticos callan lo que tendrían que decir o dan una versión aguada, los ciudadanos no se fían. Y esto es grave porque la vida de un país requiere entusiasmo. La sociedad necesita confianza.

Llevamos años viviendo en un régimen cuya esencia es la libertad y por tanto la responsabilidad. Había motivos suficientes para pensar que se entraba en una época de esperanza en el futuro, pero ¿qué queda de aquello? 


Creo que buena parte corresponde a lo que llamo los silencios indebidos, sustituidos por las palabras irresponsables y mentirosas.

Pero sería un gravísimo error creer que se ha perdido lo que era posible. Queda intacta la oportunidad de que todo pueda ser como prometía y de que siga adelante. 


La única condición es que lo queramos de verdad y obremos en consecuencia. 


¿Dónde los hombres que tengan el valor de contarnos la situación real de este país? ¿Donde los que nos animen a levantarlo con energías nuevas? ¿Donde los hombres que desenmascaren a los políticos, que luchen contra sus mentiras? Incluyendo a Rubalcaba, del que se dice estos días que es el que miente con más sinceridad.

Sólo inmensas manadas de borregos recorren la península…¿Dónde los HOMBRES?, ¿Dónde?

Dónde los hombres, donde los hombres, donde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres, dónde los hombres. DÓNDE.